Empieza un nuevo año y con él los buenos propósitos y las buenas intenciones. Intenta que esta sea la última vez que tengas que proponerte unos buenos hábitos de vida. Comienza haciendo pequeños cambios que puedas llevar a cabo y que cada semana hagas una reflexión de como vas mejorando cosas y avanzando en cuidar tu alimentación y en coger una rutina en la práctica de ejercicio físico y en dejar atrás el sedentarismo.
No te marques objetivos de dietas estrictas que tiene una fecha de caducidad porque son insostenibles a largo plazo. No te marques como objetivo ir todos los días al gimnasio 2 horas extenuantes.
Puedes comenzar quitando de tu día a día alimentos o productos poco saludables ricos en azúcares, sal y grasas saturadas, abusar de los ultraprocesados, bebidas alcohólicas o aperitivos excesivamente calóricos.
Igual de importante es qué comer como qué no comer, así que éste sería un buen comienzo. Una vez hayas normalizado que no no hay que comer a diario de este tipo de productos, puedes pasar a incrementar el consumo de frutas y verduras en tu alimentación. Sé más consciente a la hora de hacer la compra y fíjate en lo que echas al carro, porque si lo compras, acabarás comiéndotelo. Así que si tu carro está lleno de colores, que sea el de las frutas y verduras y no de los plásticos de de los productos ultraprocesados.
Muchas veces no se trata de tener más tiempo, sino de prioridades. El comer bien no implica tener que pasar 2 horas en la cocina todos los días, pero sí tendrás que dedicarle algo de tiempo. Y sobre todo piensa que ese tiempo que le estás dedicando a preparar tu comida, es tiempo que le estás dedicando a tu salud. Intenta disfrutar de ésto en algún rato libre o los fines de semana, haciéndolo en solitario o en familia. Con una buena organización será mucho más fácil. Así que empieza con una buena planificación de tu menú semanal y una lista de la compra.
Por otra parte intenta ser una persona más activa dentro de tus posibilidades. Puedes ir al trabajo caminando o en bici, evita ascensores, ir a hacer la compra caminando, aprovecha los fines de semana para caminar al aire libre.
Con todas estas cosas en marcha tu cuerpo notará un gran cambio a muchos niveles, tanto físico como emocional. Si compruebas estas ventajas, cada vez querrás mejorar un poquito más y sobre todo que este estilo de vida se quede contigo y ya puedas dejar de “hacer dietas” o proponerte cada año una “vida nueva”. Recuerda que “somos lo que comemos y lo que nos movemos”.